LIBRO DE VISITAS

¡Encantada de que me dejes el rastro de tu paso por aquí!

8 comentarios:

  1. ¡Lo hise, lo hise! Enlacé este blog con el mío, me hice fan... No me puedo creer tanta habilidad en mi torpeza.
    Me encanta que inicies este camino, Irene, la literatura y tú hacéis muy buenas migas.
    Adelante, cariño.
    Un abrazo muy grande.

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  2. Oye, pues de anticuado, nada. Tu blog me parece estupendo. Y por cierto, he visto el famoso relato del fútbol, jajaja.
    Muchos éxitos y un beso enorme
    Angeles

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    1. ¡Gracias Angeleta! Menos mal que conservo mis fuentes de información, jeje

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  3. Ya tienes otro fan, Irene. Incondicional. Un beso.
    Clarin.

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    1. ¡Hola Clarín! ¡qué bien que te pases por aquí, aunque seguramente me leas antes en NW! Un beso

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  4. Efecto mariposa.

    Buenos días, querida amiga.
    Hoy quiero hablarte de cómo algunas de nuestras acciones aparentemente más normales, más intrascedentes, imperceptibles o de escaso interés, se convierten en instantes que marcan e influyen poderosamente en otras personas.

    Todos los años, en estas fechas, ya sabes que es muy habitual que adornemos nuestras ventanas o terrazas con luces y adornos de Navidad, desde principios de diciembre hasta la primera semana de enero.
    Pues bien, desde la terraza de mi casa, cada año vengo observando que, a un par de kilómetros de distancia, otra persona adorna la ventana de la suya con una guirnalda de luces. Hasta ahí todo es normal, rutinario, previsible.

    Esta persona que te comento, es de las primeras en ponerlas y, seguramente, la última en quitarlas.
    Él, y de eso estoy seguro, no me conoce de nada y, por supuesto, desconoce que esta acción tan sencilla, festiva y bienintencionada, provoca cada año en mi, a un desconocido y a gran distancia de su mundo, una serie de sentimientos encontrados, vivos e intensos: cada vez que pone las dichosas luces, siento un vuelco en el corazón con el recuerdo de tantas y tantas navidades pasadas, con el recuerdo de tanta gente querida que está conmigo en esta vida y de tanta gente amada que ya no lo está.
    Pero, a su vez, provoca en mi alma una gran tristeza, un gran vacío pues, al quitarlas en enero, en ese momento soy consciente de que otra Navidad ha terminado, y que con ella se esfuma de nuevo la esperanza, ese paréntesis de alegría de vivir casi infantil... es como si me diera cuenta de que he vuelto a dar otro paso más alejándome de una infacia que nunca volverá.

    Eso me ha hecho reflexionar sobre cómo nuestras propias acciones, incluso las más neutras, las más normales, las que consideramos más inocuas, inofensivas, aburridas o rutinarias, pueden ser importantes, incluso trascendentales para otras personas, y lo curiosos es que, a pesar de influir tan profundamente en otros, nosotros jamás lo sabremos.
    Feliz Navidad.
    Marcel

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  5. Gracias por ayudarme en esta aburrida tarde de "trabajo". Me ha gustado mucho leerte. Gracias.
    Un saludo desde la mitad del mundo.

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