- Si sus maletas iban etiquetadas, próximamente se las llevaremos al hotel.
- ¡Inconcebible! – gritaba él.
- Estupendo – pensé yo-
Me la trajeron por la noche y sí, era una Samsonite gris igual a la mía… y a la de dos millones de personas más, pero en la etiqueta ponía claramente: Luis Carmona y un número de móvil español.
Decidí llamarle, tal vez él tuviera mi maleta. No, no la tenía, pero vino a recoger la suya a mi hotel y yo… hicimos unas compras estupendas al día siguiente en Carnaby St.
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