Jaakko realiza su trayecto mensual desde Kittilä a Sodankylä. 86 kilómetros de tundra, dos días en su trineo de perros. El viaje es duro en invierno: las temperaturas en Laponia rondan los 50 grados bajo cero.
Antes del anochecer, pala en mano, comienza a construir la cueva de nieve donde dormirá. Un estrecho túnel da acceso a una pequeña caverna subterránea con espacio para él y un perro. Dentro, unos agradables cero grados. Abre un orificio de ventilación en el techo y enciende una vela.
A media noche el perro se mueve. La vela se ha apagado. Falta oxígeno. Jaakko se despierta y sale. El orificio se ha colapsado con nieve. Afuera una aurora boreal se desplaza por el cielo.
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