lunes, 20 de mayo de 2013

TU AIRE

Únicamente estuviste en casa dos días, pero fueron suficientes para que la llenaras por completo, igual que a mí. Tu risa y tus silencios, la intensidad de las miradas, la música de nuestra conversación, los pasos de baile, el perfume de tu crema de cuerpo y tus manos acariciando mi pierna distraídamente mientras, tumbados en el sofá, veíamos el fútbol.

No has vuelto, porque nunca te has ido. El aire de la casa se vistió de ti y aún continúa danzando al compás de tu energía que vibra dulce, como la melodía de una flauta. Dejaste aquí a tu musa y yo me la encuentro a diario cada vez que respiro, en cada inspiración.

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